Otoño se descompone en colores, y esos verdes que parecieran desaparecer, viajan en realidad hacia las raíces, suelo y su microbiología. Con esta abundancia de azúcares dando vuelta por el suelo más la llegada de las lluvias, los hongos se ponen de fiesta. Con texturas y colores alucinantes, se muestran por única vez durante el año. Las callampas son solo el cuerpo fructífero del hongo. El órgano que permite la reproducción sexual…billones de esporas liberadas al viento a recorrer otras tierras boscosas.
De entrada al lugar, nos dimos cuenta que es un sitio especial. La funga está representada en su máximo esplendor. Muchas especies raras, de condiciones ambientales muy específicas, aparecieron en abundancia. Encontramos Gar-gal (Grifola gargal) por montones! Sin duda uno de los hongos nativos con mayor potencial gastronómico.
En muchas regiones en Chile, los lugareños notan que ya no aparece el Gar-gal. Probablemente la falta de bosque antiguo y madera en descomposición, limitan su existencia. Más adelante nos encontramos con el dinosaurio de la funga chilena, El Loyo. ¡Un hongo en peligro de extinción, en lista roja a nivel mundial! No hay nadie que no se sorprenda al encontrarse con Boletus loyo. Su tamaño, sus colores y siempre emparejado.
Fuimos llenando nuestras canastas con deliciosas callampas para la comida de la noche. Cabe destacar que uno puede cosechar hongos, incluso en peligro de extinción como el Loyo. Lo importante es hacerlo con buenas prácticas. Siempre con canasto para dispersar sus esporas en el recorrido, sin pisotear mucho el suelo, siendo delicado con la extracción y que cantidad sacas. Siempre debes dejar, porque hay muchos otros organismos que se alimentan de las callampas, y que son muy efectivos dispersores de sus esporas.
Si en la superficie vemos muchas callampas, imagínense lo que hay por debajo. toda una telaraña de micelio, que mueve los nutrientes, ciclando la materia como ningún otro organismo. Un bosque interconectado por la red de micorrizas, que facilita la comunicación y la resiliencia eco sistémica.
En la Jungla Peumayen convergen las especies de distintos climas, es un ecotono. Existe gran diversidad de plantas y animales. Ahora sabemos que es también un tesoro del reino fungi. La riqueza de especies de hongos es muchas veces un bioindicador de ecosistemas sanos, abundancia de hábitat, sustratos, heterogeneidad…complejidad ecológica.
Cosechar hongos de forma respetuosa puede ser una práctica muy positiva hacia la conservación de los hongos, porque nos acerca a ellos, los conocemos mejor y nos hace valorarnos, valorando así su hogar: el bosque.
Gabriel Orrego
Colaborador Jungla Peumayen