Esta es la primera parada del Sendero de los Gigantes, y desde aquí puedes continuar subiendo hacia el Mirador Isla de Piedra, el Salto del Huemul y el Salto del Chayo. También en las cercanías se encuentra el Campamento Base Calabocillo.
Esta cueva guarda la memoria ancestral de la tierra. En su suelo la sostiene paredes con un mosaico de rocas erosionadas por la fuerza del agua de un curso que actualmente desapareció sin dejar indicios de su destino. El cielo de esta casa fue modelado por antiguas lavas que se enfriaron formando basaltos columnares, encapsulando una oscuridad resguardada del exterior. Con el pasar del tiempo, distintos grupos humanos -desde tiempos ancestrales- han utilizado este espacio como refugio, hasta el día de hoy.
Un verdadero anfiteatro que invita al silencio para escuchar las voces del bosque: chucao, fio fío, hued hued, y otras aves vuelan sigilosas por el entorno alzando sus cantos y si estas atento podrás distinguirlas. Entre las rocas de esta cueva, la vegetación crece y cae como enredaderas y otras expresiones. Si tienes suerte verás rosados chupones colgando de las paredes. Debes ser cuidadoso con la vegetación que cuelga, ya que muchas de estas son utilizadas por picaflores para anidar.